¿Una reflexión para terminar el año?

¡Hola! Puede que esta sea la última entrada del año, o no… en cualquier caso, no quería que este 2022 terminara sin compartir esta reflexión sobre el silencio. Es algo que intento practicar con frecuencia, me supone una reconexión conmigo y con el entorno que me rodea, ¡y me encanta! El caso es que, hace ya algunos días, reflexionando sobre el silencio escribí algo que me pareció curioso. Y es lo siguiente:

Hay momentos de silencio incómodo, como una página en blanco en la que no sabes qué escribir, lapsos de tiempo indefinidos que nos hacen querer desaparecer. Hay situaciones que son silenciosas en sí, como cuando dos almas se conectan y la mejor conversación es estar callado: ambas partes saben lo que está pasando y lo desconocen a la vez. También hay momentos en los que el silencio hace más daño que las palabras: son esos en los que confirmamos una verdad o una mentira, en cualquier caso, algo que duele. Y luego, aparte de todos estos, están los silencios ambiguos: no hacen daño, pero tampoco agradan, para el uno son buenos y para el otro suponen un desquicio.
El silencio, ese espacio baldío en el tiempo que todos deseamos y, a la vez, tememos. Creo que por eso me gusta la lluvia: no hay silencio aunque lo haya, pero tampoco deja de haberlo.

Puede ser la última vez que recuerde que me encanta el feedback.

No sé si este año o el siguiente, pero… ¡nos leemos!

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4 Responses

  1. Cómo cuándo dos almas se conectan y la mejor conversación es estar callado…….me encanta!!!!!
    Bravo Ismail siempre llenas esa parte de mí que tengo vacía. Gracias por ser tú mismo 😌😌😌

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